Amas de casa y “bachaqueros” se mezclan en las filas de los supermercados
Debido al desabastecimiento, el fenómeno de la reventa informal se ha extendido en Venezuela. La gente recorre varios comercios en busca de productos y hace unas 2 horas de colas para comprar, si es que los consiguen, tanto para abastecerse como para comercializar.
Por Fabiana Culshaw
La percepción de desabastecimiento en la población venezolana alcanza al 92%, y el 70% piensa que la situación empeorará. Existe decepción, incertidumbre y tristeza por las necesidades que se viven en el país, aunque también la esperanza aumentó en la víspera de las elecciones parlamentarias, momento en el que la firma Datos realizó una investigación sobre esta materia.
La indagación de Datos consistió en una encuesta a 2.082 venezolanos, realizada entre el 3 y el 23 de noviembre de 2015. El análisis cuantitativo se complementó con una investigación cualitativa: 6 focus group integrados por amas de casa y 5 entrevistas en profundidad a “bachaqueros” (revendedores informales, que cobran por los productos varias veces el precio legal). Asimismo, los investigadores recorrieron 5 rutas de revendedores, acompañándolos en sus actividades diarias para registrar el comportamiento etnográfico de este fenómeno.
9 de cada 10 venezolanos manifiestan que, con el dinero que disponen, solo pueden comprar la mitad o menos de lo necesario. En promedio, visitan 4 comercios para completar la compra de un mercado familiar. Y más del 60% está dispuesto a hacer largas colas antes que pagar sobreprecio por los productos (quienes pagan sobreprecio son las personas de estratos sociales ABC+).
“La calidad de vida ha disminuido. Las familias han tenido que sacrificar paseos y entretenimientos porque sus ingresos se van en comida, y aún así no les alcanza”, explicó Luis Maturén, director de Datos. “No existe lealtad ni a las marcas, ni a los productos, ni a los establecimientos”, agregó Odalis Salcedo, gerente senior de proyectos de la firma de investigación de mercados.
Ojo al carrito
La experiencia de compra ha cambiado. En el pasado, estaba relacionada a situaciones positivas, se trataba de un espacio propicio para compartir en familia, en la que también participaban los niños. Sin embargo, desde hace un año y medio, comprar se ha convertido en una experiencia estresante. “La gente se angustia ante la subida de los precios, por el racionamiento de los productos y los sistemas de control”, enumeró Maturén.
“Las amas de casa dicen que están mezcladas con los bachaqueros y malandros en las colas, ya no llevan a los niños a los establecimientos, y no pueden descuidar los carritos de sus compras porque los clientes se roban entre sí los productos de allí”, observó Salcedo.
Lo cierto es que el comprador venezolano se ha vuelto tenso, impotente ante la situación, ansioso y hostil, en una suerte de supervivencia. Cabe agregar que el gran número de personas atrae a los delincuentes y las amas de casa suelen ser victimas fáciles para robarles dinero, celulares o productos de las compras recién realizadas.
Te invitamos a leer el artículo completo en la edición digital de Business Venezuela.
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