¿Qué nos depara el 2016?

Es a través del fortalecimiento del líder que podremos asumir adecuadamente los retos que nos presenta cada año. Esto se traduce en la necesidad de desarrollar, en cada uno de ellos y sus colaboradores, la habilidad para afrontar las crisis de una manera proactiva.

Por César Yacsirk
Presidente de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva SOVEPPOS
Profesor Universidad Metropolitana
@CYACS / @SOVEPPOS

 

Es muy común luego del abrazo de año nuevo, escuchar la lapidaria frase: “Este año las cosas estarán muy difíciles”. No me refiero específicamente a que 2016 no lo sea, sino que es un cliché que parte de la incertidumbre y del miedo que esta nos provoca.

Ahora bien, asumiendo la tendencia de las cosas no podemos negar la posibilidad cierta de la adversidad, así como tampoco la necesidad de tomar acciones para prevenirla y/o afrontarla.

Este año (colocando en este espacio el número de año que usted desee), sin duda se muestra retador. En mi opinión el énfasis de la gestión personal y organizacional debe estar centrado en una palabra clave: liderazgo. Es preciso aunar esfuerzos tanto en el fortalecimiento del líder en la conducción acertada de su propia vida y la de otros, como en  la búsqueda y mantenimiento de altos niveles de bienestar.

En un vuelo local, recuerdo un episodio donde los pilotos se asomaban y veían con escalofriante preocupación a una de las turbinas de la aeronave. El vuelo de una hora de duración fue percibido como una eternidad, en la cual rezamos y nos arrepentimos de los pecados cometidos. Esta anécdota es traída a colación, a fin de establecer un símil entre un piloto y un líder organizacional. Poco podemos esperar de nuestros colaboradores si quien les dirige está asustado ante el “posible” infortunio.

Optimismo inteligente

El líder debe ser fortalecido y entrenado para validar y dimensionar la adversidad que se presenta. Está llamado a revisar sus creencias y la de sus colaboradores, pudiendo ser estas potenciadoras o limitantes en el afrontamiento de situaciones futuras. Basado en la “confrontación” de las creencias acerca de la adversidad, el líder igualmente debe practicar un optimismo inteligente, centrado en esperar buenos resultados apoyados en sus acciones proactivas y las de las personas bajo su responsabilidad.

¿Dónde debe estar entonces el foco en la formación del líder y la de su talento humano? A mi entender debe estar en desarrollar su capital psicológico (CaPsi), es decir, su capacidad de Resiliencia, Optimismo, Esperanza y Autoeficacia.

En este mismo orden de ideas, el líder de estas coyunturas debe enfocar su atención en la búsqueda y mantenimiento de espacios de bienestar organizacional, más allá de los “incentivos” tradicionales vinculados a la retención del talento humano. Pensar que en una economía inflacionaria estrategias tales como incrementos en la remuneración y bonos serán suficientes, son ideas poco menos que ingenuas.

El líder requerido en las actuales circunstancias, debe hacer hincapié en los elementos del bienestar mencionados constantemente por la Psicología Positiva, a saber: la generación constante de emociones positivas; la reformulación de las tareas que permitan la vinculación adecuada de la persona con su actividad; la promoción de las relaciones interpersonales vertical y horizontalmente; el sentido trascendente de su rol dentro de su empresa y la consecución y reconocimiento de metas alcanzadas.

Te invitamos a leer el artículo completo en la edición digital de Business Venezuela.

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