Ciudadanos y empresas que se mueven juntos

El mundo ha evolucionado en su dinámica social, cultural y económica, porque su gente cambió y sigue haciéndolo. La empresa, como resultado humano, no escapa de esto.

Por Anaiz Quevedo

Recientes estudios de conducta humana y opinión reflejan que los ciudadanos, sin importar si provienen de latitudes distantes y diferentes entre sí, se conectan en un mismo deseo: la empresa debe ser más responsable y consciente del entorno.

Dos especialistas, Italo  Pizzolante de Pizzolante Estrategia+ Comunicación y Maryolga Girán de Girán, Abogados y Asociados, invitados especiales al XV Simposio de RSE de Alianza Social de VenAmCham, ofrecen su visión sobre la reinterpretación del rol de la empresa en Venezuela y el mundo.

Para la abogado Girán, experta en recursos humanos, el momento que se vive en el país es propicio para reconstruir la imagen de la empresa privada y abrir nuevos caminos de comunicación con sus trabajadores y comunidades.

“No solo lo impone este momento político, en cuanto a que el Estado –en la nueva Ley Orgánica de Misiones– ha incorporado como sujeto activo, con obligaciones, a las personas jurídicas privadas, sino que dada la situación social precaria del país, en la cual los índices de pobreza han aumentado, es imprescindible que la empresa asuma una función social. Las empresas –sobre todo en los países subdesarrollados– no pueden limitarse solo a la obtención de ganancias para sus accionistas”, destaca la especialista.

Por su parte, Pizzolante, conocido investigador, especialista en RSE y estrategias de comunicación, agrega al tema el elemento generacional. Explica que Venezuela no es una excepción a las nuevas tendencias sociales que están lideradas por las nuevas generaciones. “Delloite, en su más reciente investigación, sostiene que el 87% de los millennial (generación nacida a comienzos de la década de 1981 hasta 1992) considera que la empresa debe generar positivos impactos a partir del negocio, mientras el 77% afirma que este ‘propósito de empresa’ es la razón por la que decide trabajar en una empresa. Toda esta ‘resignificación’ por lo social, exige una nueva interpretación social del rol de la empresa y su liderazgo frente a la sociedad”.

Para lograr una alianza social sostenible, Girán señala que la sostenibilidad de la empresa va a depender de que esta interprete adecuadamente las expectativas de las comunidades, y responda a ellas dentro de los límites de sus posibilidades.

Pizzolante  añade que una alianza exitosa es solo factible cuando se comparten valores. Eso requiere escuchar al otro y tomarlo como par para dialogar.

Retos para 2016

Maryolga Girán opina que el problema de la responsabilidad social es su dispersión y falta de coordinación. “El gran reto para 2016 es que las empresas logren internalizar que el mejor aporte que pueden dar a la sociedad es la formación”.

Por su parte, Italo Pizzolante explica que es difícil establecer un “balance”. “Te obliga a sumar buenas intenciones e iniciativas que se proponen y a restar la desesperanza que se dibuja cada vez en más personas. Tenemos que rechazar esta ‘matemática social’, caracterizada por la suma y la resta, para asumir la aritmética que multiplica esfuerzos y la geometría que hace exponencial el compromiso con el futuro”, concluye.

Te invitamos a leer el artículo completo en la edición digital de Business Venezuela.

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